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Los hechos del caso son los siguientes:

En Noviembre de 2002, Jeff  Eysoldt abrió una cuenta en GoDaddy y transfirió a la misma el dominio Eysoldt.com.

Aunque podría haber abierto más cuentas, utilizó la misma para registrar dominios personales y de negocios, pagando con su tarjeta de crédito.

Abrió cuentas de correo para su hermana Jill y su hermano Mark. Ayudó a Jill a crear una web para su negocio Good Karma Cookies Bloqueó todos sus dominios, de modo que una tercera parte sólo tendría acceso a ellos conociendo el usuario-password de Jeff.

Jeff entabló relaciones comerciales con Proscan Imaging. Registró Myrejuvenate.com en su cuenta de Go Daddy. Pagaba las cuotas mensuales por la web y las cuentas de email cargando las facturas a Rejuvenate.

Ruth Wallace era la jefa financiera de ProScan y tenía una pequeña parte de Rejuvenate. Cuando Rejuvenate no dió los resultados esperados, la relación entre Jeff y sus socios comenzó a deteriorarse y comenzaron las negociaciones para que Jeff saliera. El acuerdo era difícil y Jeff se negaba a ceder la web a Rejuvenate.

Wallace llamó al servicio de atención al cliente de Go Daddy. Le atendió un empleado al azar, Daniel Baranowsky, al que contó que quería poner Myrejuvinate.com a su nombre. Baranowsky testificó en el juicio que se le había enseñado que cuando una tercera parte quiere cambiar un dominio el registrante del mismo debe aceptar el cambio.

Wallace no sabía el usuario-password de Jeff. Baranowsky le pidió a Wallace validar la cuenta con la que se había pagado el dominio. Como era jefa financiera de ProScan, no tuvo problemas en decirle los últimos cuatro dígitos de la cuenta bancaria usada para pagar.

Baronowsky dijo que así, como personal de atención al cliente, él podía tener acceso a la cuenta de Jeff en su terminal. Vió que Jeff era el dueño de la cuenta y también pudo ver su dirección, teléfono y email.

Por otro lado Jeff se había puesto en contacto con Go Daddy en varias ocasiones porque estaba preocupado de que alguien de ProScan tratara de robar en su cuenta. Un representante de Go Daddy le aseguró que nadie podría acceder a su cuenta sin su conocer su login y password o PIN. Jeff dijo que nadie más que él lo conocía. Baranowsky testificó que había visto las trazas de esas conversaciones mientras hablaba con Wallace.

Baranowsky fue recorriendo con Wallace todos los pasos necesarios para que esta tomara el control de la cuenta. Era consciente de que dandola el control completo, a pesar de que ella sólo había solicitado el dominio Myrejuvenate.com, Jeff sería completamente excluido de su propia cuenta.

Wallace tuvo acceso a todas las cuentas de email de Jeff: familiares, comunicaciones con médicos, abogados, números de tarjeta de crédito, registros bancarios e informaciones privadas.

Jeff se dío cuenta que algo grave había sucedido al recibir el email informativo de Go Daddy informándole del cambio. Se pudo en contacto con Go Daddy. Le dijeron que si creía que su cuenta había sido robada podía rellenar un formulario al efecto adjuntando fotocopia de su carnet de conducir (documento emitido por el gobierno).

Jeff lo envió. A pesar de que el fax era claramente legible, Go Daddy le envió un email diciendo que no podía identificar a la persona del carnet, como el departamento legal de Go Daddy requiere. Le dijeron que lo reenviara.  Jeff no lo hizo. Demandó a Go Daddy.

Cuando Wallace descubrió que le habían dado el control de la cuenta de Jeff, pidió a Baranowsky vía email que le devolviera todo a Jeff, excepto Myrejuvenate.com. Baranowsky no lo hizo, ignoró el email. Go Daddy no permitió a Jeff acceder a su cuenta, así que él dejó de pagar.

El Tribunal falló a favor de Jeff  adjudicándole una compensación por daños y perjuicios. Go Daddy presentó un recurso para solicitar la absolución a pesar del veredicto, que fue aceptada a trámite ya que se concluyó que las pruebas evidenciaron que no hubo malicia.

Go Daddy argumentó que bajo la doctrina de pérdidas económicas Jeff no debería recibir indemnizaciones. Jeff expuso que esa doctrina no era aplicable en este caso a lo que Go Daddy replicó que la ley de Ohio no reconoce daños por propiedades intangibles.

El Tribunal estimó que había precedentes en los que los tribunales habían considerado los dominios como intangibles convertibles, así como las cuentas de email y los programas de ordenador.

Tras más alegaciones, no entraremos en más detalles, el Tribunal de segunda instancia condenó a Go Daddy a pagar 50.000$ a Jeff por negligencia

Han dejado 1 comentario...

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Derivar

1 de junio de 2011 at 13:11

*Clap* *Clap* realmente, lo que tendría que ocurrir siempre-

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